Descripción

El mundo de los niños no es otro que el de los adultos. Sólo ocurre que aquéllos lo viven auténticamente. El niño es poeta y el poeta es niño.

En su infancia Maria Isabel Ventura Alvarez intuyó esta verdad a través de la poesía de Rubén. Plasmó algo de sus impresiones en un cuadernillo que titulaba «La profundidad de Rubén Darío». Fue más tarde, en el 78, en el que además se celebraba el Año Internacional del Niño, cuando tomó parte en un certamen literario de ensayo, recuperando aquellas impresiones y dándoles forma hasta concluir el presente trabajo.

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