Descripción
En una Argentina enferma de noticias policiales, secuestros extorsivos, robos, asesinatos mafiosos, denuncias mediáticas de corrupción, con personajes que aparecen y desaparecen luego de lanzar sus “Bombas”, como el Gato de Cheshire, de Alicia en el País de las Maravillas. Con informantes anónimos a los cuales se les presta tanta o más atención que a aquellos que se atreven a dar la cara, poniendo en riesgo sus vidas y las de los que los rodean, la muerte –inusitadamente cruel—de un fotógrafo de una conocida publicación dedicada a destapar entuertos, origina una feroz persecución en busca del culpable por todos los medios periodísticos del país, que exigen a la policía una pronta resolución de la investigación. Es en este momento que aparece la figura del Ministro de Economía del país, FELIPE DOMINGO CAVALLO — autor de la mayor destrucción económica del patrimonio público argentino mediante la venta de todas sus empresas por montos inferiores a su valor, aduciendo que producían déficits al Estado. Empresas que, en la mayoría de los casos, en las manos privadas eran vaciadas y vueltas a comprar por el gobierno, trayendo consigo la desocupación y destrucción de la clase media argentina, que pasa a verse cada vez más empobrecida — señalando como culpable de esa muerte y de muchas otras acciones ilegales, entre ellas narcotráfico, trata de blancas, contrabando en gran escala, traficante de armas, testaferro de la dictadura, etc. al hombre más rico del país, cuya figura y existencia hasta entonces era prácticamente desconocida por la mayoría de los argentinos. Un hombre que había salido treinta años atrás de un pequeño pueblo de la provincia de Corrientes llamado Laroque y que, mediante trampas y trabajo –como él solía jocosamente admitir su increíble éxito empresarial—llegara a amasar una fortuna señalada por CAVALLO en cinco mil millones de dólares, monto que “El Cartero” o “El Amarillo” como despectivamente llamaba el ministro egresado de Harvard y fiel vasallo del FMI a ALFREDO YABRÁN, no admitía. Por otra parte, quienes trabajan con él o para él, lo describen como un padre amoroso, un hijo, amigo, vecino y hermano ejemplar, un hombre agradecido y generoso que paga con regalos fantásticos la fidelidad y persigue hasta la destrucción civil a aquéllos que lo traicionan. Su relación estrecha con el Presidente CARLOS SAÚL MENEM y con prácticamente todos los personajes de la política y la economía argentina de su tiempo, hacen que su enigmática figura concentrara toda la atención pública, minimizando la corrupción y violencia con la que el hombre común debía convivir diariamente. Tal vez fue –como insiste su familia en sostener—toda la vergüenza que le provocó el ver maltratada su imagen por los periodistas de casi todos los medios lo que desató el funesto desenlace. Talvez ese desenlace se produjo en ese vecino de Laroque tan parecido físicamente con él y que desapareciera desde aquel 20 de Mayo de 1997, como sostiene gran parte de la opinión pública. Lo cierto es que marcó el comienzo del ocaso del menemismo en el país, y la caída de muchos ídolos. La investigación minuciosa llevada a cabo por MIGUEL BONASSO y su equipo de colaboradores, revela facetas de una Argentina desconocida para la mayoría de sus habitantes, que miran con horror e incredulidad las cosas que suceden bajo su mismo cielo.
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