Descripción

De sexo se habla mucho, quizá demasiado, pero no tanto de su historia y de los hechos relacionados con ella, un territorio que aún desconocemos casi por completo. Sin embargo, no se trata ahora de elaborar uno de esos interminables, pesadísimos informes científicos para especialistas, de los que ya existen cientos y nada dicen a la gente corriente, sino de revisar, a la vez con rigor e ironía, la historia de la humanidad, relacionarla con los asuntos sexuales y, en fin, responder a las cuestiones que de verdad importan al ciudadano de a pie. Por ejemplo: ¿Cómo hacían el amor los primeros hombres y las primeras mujeres? ¿Tiene alguna importancia para la historia de la filosofía que Sócrates se acostara con sus discípulos (si es que lo hizo)? ¿Eran homosexuales, como se dice, los habitantes de Sodoma? ¿Se podía hacer el amor llevando puesto el cinturón de castidad? Y si es así, ¿cómo? ¿Por qué la masturbación ha sido considerada durante tanto tiempo como un pecado mortal?
De esta manera, las que en principio pueden parecer preguntas intrascendentes se convierten, en manos de la autora, en el centro de una reflexión sana y desinhibida sobre el sexo, quizá la más divertida jamás realizada, aunque no por ello menos seria y documentada, revolucionaria y decididamente lúcida: su conclusión, en este sentido, es que, aunque raras sean las épocas que se puedan calificar de sexualmente libres, los hombres y las mujeres, en lo que al placer se refiere, han conseguido arreglárselas para obrar siempre a su antojo, sin censuras ni cortapisas.

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